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Érase un dios pegado a unas baquetas...

SIRENITA

Sirenita, no te calles,
que me duele tu silencio.
Yo te arrullo y deposito
en tu cabellera un beso.
¡Con el pensamiento, claro!

Y un collar de caracolas
alrededor de tu cuello,
y un anillo de una perla
para acariciar tus dedos.

Yo te haré del mar la diosa
que encante a los marineros,
náufragos a la deriva,
sin barco, velas ni remos.

Tu canto será su rumbo,
tus sueños serán sus sueños;
es lo que buscamos siempre
por la mar los marineros.

El canto de una sirena
que nos cante allá muy lejos,
más allá del horizonte
donde pensamos, sirena,
que se esconde nuestro cielo.

El más hermosos de todos,
el que sólo está en los sueños;
el ideal de lo hermoso,
de lo armónico y lo bueno.

Tu cantar es mi alegría
y del universo entero.
Sirenita, si no cantas
van a llorar los luceros.

Y ya no podré mirar
de tus ojos su reflejo;
el ideal de lo hermoso
de lo armónico y lo bello.

Sirenita, si te callas,
¿cómo he de encontrar el rumbo
para llegar hasta el cielo,
si estoy solo, a la deriva,
sin barco, vela ni remos?

"Sirenita". Ramón Sampedro. Cartas desde el infierno.

ZeuS.

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